sábado, 26 de julio de 2014

Es difícil andar si se ignoran la s vueltas del camino, si se duda la firmeza del suelo que pisamos, si se teme que la vereda verdadera haya quedado atrás, a la derecha de aquellos pinos… (…o quién sabe si perdiéndose en otra primavera hace tiempo, cuando una cálida brisa me empujó hacia el Sur, y yo pensé: «el viento quizá sepa», y uní a él mi destino, y seguí andando, y llegué hasta esta orilla de mi vida donde —después de tanto esfuerzo— me he sentado a recibir lo que los transeúntes quieran darme.) —Una sonrisa para este vagabundo, caballero. —Dejad en mis pupilas, bondadosa señora, algo de la belleza y de la luz que hay en vuestra mirada también triste. Lo que los transeúntes quieran darme. Angel Gonzalez

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