sábado, 26 de junio de 2010

Diario Jaen digital


Ignacio Frías /Jaén
Al atardecer es un libro atípico, diferente. Es como si se hubiera concebido al revés. Primero, el pintor David Padilla hizo las ilustraciones y, luego, la escritora Jackeline de Barros tejió el texto sobre ellas. El resultado es una mirada nostálgica al Jaén de siempre con los ojos del alzheimer.

David Padilla aclara que esa mirada nostálgica a ese Jaén callado, latente y perdurable en el que se mueve la historia del libro, lejos de ahondar en la melancolía, se muestra “desde el placer de paladear y conservar lo que hemos tenido”. Jackeline de Barros y David Padilla presentaron ayer en el restaurante de El Corte Inglés de Jaén su libro Al atardecer, un álbum ilustrado editado en la colección “Mil y un cuentos” del grupo Alcalá Editorial, de Alcalá la Real. David Padilla describió el libro como “una experiencia diferente, de una de mis grandes pasiones, la ciudad de Jaén, donde cada mirada forma parte de una historia personal”.
Al atardecer trata de una mujer con alzheimer en una historia vista con la mirada de un niño, nieto de una mujer mayor con alzheimer, en un paseo por la ciudad de Jaén y sus imperceptibles rincones con encanto. Una pérdida de memoria que encuentra su nexo de unión en las imágenes que forman parte del acervo colectivo de los jiennenses. La historia comienza con la primera luz del día, y termina cuando cae el telón del alzheimer sobre las neuronas de la realidad cotidiana. La protagonista se sienta en la terraza de un bar, en la Plaza del Pósito, rodeada de mesas y sillas de aluminio vacías, y se hunde en sus recuerdos y en sus fantasmas. David Padilla, con un trazo decidido y resuelto, pinta con realismo unas imágenes cotidianas, llenas de fuerza, que llegan con facilidad al espectador, en un doble juego, el de la pérdida de la memoria y en la recuperación de lugares y espacios, algunos de ellos ya perdidos y otros en un insalvable proceso de desaparición inmediata como es el caso de la rosa de los vientos que hay frente a las escaleras de la Catedral. La autora del texto, Jackeline de Barros, es una uruguaya afincada en Málaga, que durante un tiempo vivió en Jaén y conoce bien todos los rincones a los que da vida en el libro. Consideró que la ciudad de Jaén era ideal para contar una historia sobre la soledad.

viernes, 25 de junio de 2010

"Al Atardecer"


Duermo inquieto y vivo en el soñar inquieto de quien duerme inquieto a medias soñando.
Me cerraron todas las puertas abstractas necesarias.
Descorrieron cortinas ante todas las hipótesis que podría ver en la calle.
Otra vez vuelvo a verte,ciudad de mi infancia,pavorosamente perdida.
Ciudad triste y alegre,otra vez sueño aquí,otra vez vuelvo a verte.
Sombra que pasa a través de sombras,reflejo de luz,recuerdo fugaz y en cada fragmento,veo solo un pedazo de mi.
!un pedazo de ti y de mi!

Pessoa

prensa "Al atardecer"


ester viaja al Sur textos Almudena Trobat ilustraciones David Padilla (todos los Viernes en elmundo.es/andalucia

jueves, 17 de junio de 2010

Cristino Martos para presencias andaluzas de Victor Marquez Reviriego Diario El Mundo de Andalucia /todos los sabados/

Nació el 13 de septiembre de 1830 en Granada. Estudió sucesivamente en Granada, Toledo y Madrid, destacándose por su inconformismo. Licenciado en derecho trabajó como abogado, escribiendo en periódicos demócratas y progresistas, Tomó parte activa en la revolución de 1854, lo que le llevó al cargo de fiscal del Tribunal Supremo durante el Bienio Progresista. En las conspiraciones del año 1866 fue un elemento destacado, y estuvo condenado a muerte,

viernes, 11 de junio de 2010

Invitación presentación album ilustrado "Al Atardecer" textos Jackeline de Barros ilustraciones David Padilla


Estais todos invitados y por supuesto sería una gran alegría volvernos a saludar abrazos David

ester viaja al Sur textos Almudena Trobat ilustraciones David Padilla (todos los Viernes en elmundo.es/andalucia

José Ortega y Gasset para presencias andaluzas de Victor Marquez Reviriego


"El que no pueda lo que quiera, que quiera lo que pueda." Ortega y Gasset


Solo puede imitarse a sí mismo el que es capaz de ser espectador de su propia persona, y solo es capaz de esto quien se ha habituado a mirarse a sí mismo, a contemplarse y deleitarse en su propia figura y ser. Esto, que produce a menudo el penoso efecto de hacer amanerado al andaluz, a fuerza de subrayar deliberadamente su propia fisonomía y ser en cierto modo dos veces lo que es, demuestra, por otra parte, que es una de las razas que mejor se conocen y saben a sí mismas. Tal vez no hay otra que posea una conciencia tan clara de su propio carácter y estilo. Merced a ello es fácil mantenerse invariablemente dentro de su perfil milenario, fiel a su destino, cultivando su exclusiva cultura. José Ortega y Gasset

viernes, 4 de junio de 2010

Ignacio Sanchez Mejias para "presencias andaluzas" de Victor Marquez Reviriego Diario El Mundo de Andalucia



A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.

Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.

Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.

Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.

Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.

Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.

Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.

Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.

En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.

¡Y el toro, solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.

Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,

cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,

la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.

Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.

El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.

El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.

A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.

Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.

Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,

y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

Federico Garcia Lorca

ester viaja al Sur textos Almudena Trobat ilustraciones David Padilla (todos los Viernes en elmundo.es/andalucia